Nací de ti justo en el preámbulo y génesis de tu muerte.
Noche a noche, un sueño en mí era recurrente:
Habías fallecido ya, lo sabía; y sabiéndote lejana emergía yo entre las cíclicas penumbras de un sueño. Corría, corría, corría sin descanso, sin fatiga; huía de alguien o de algo, mi carrera era vertiginosa y angustiada. Temiendo ser aprehendido por el miedo, llegaba hasta tu morada antigua, la de niña, la que te vio crecer.
Mi carrera desenfrenada culminaba siempre en la puerta de esa vieja casa y, justo al traspasar la entrada, el temor desaparecía y una tranquilidad desbordante invadía mi cuerpo; y entonces aparecías tú, diciéndome que por fin llegaba, que de hacía tiempo me esperabas.
Descansaba en tu regazo y nacía nuevamente fuera de ti, en el mundo.
Naciste en mí justo en el preámbulo y génesis de tu muerte.
No conocí tu historia, tus gustos, tus proyectos. Las nuestras fueron paralelas de madre e hijo que siendo en el origen una, marcharon incógnitas en la breve vida y se unieron solo después de ella.
Hoy corro nuevamente, huyo del tiempo, de la memoria, del presente, del futuro; mi carrera es igual de angustiosa, pero el vértigo es mayor. Busco tu vieja casa y no la encuentro; toco puertas propias o ajenas y no se abren.
No dejo de buscarte, corriendo como antaño, anhelo encontrar esa puerta en la que estarás todavía esperándome para escuchar mi historia, para descansar en tu regazo y nacerme nuevamente…
Cloir, René
Paralelas
México, 2020
Ediciones Palabra